21/Feb/2011
Daniel Era Dilger
(traducción Denis Rodrigues)
Readability es el último desarrollador del iOS a llevar al tribunal de la opinión pública sus problemas con Apple. Parece ser que no le está yendo muy bien.
.
Cuando te das de cara con una política que no te gusta y no hay como negociar, puedes intentar dar un escándalo y ver si consigues camuflar tu posición de desventaja utilizando la fuerza de un argumento emocional. Pero la jugada te puede salir mal y acaban expulsándote.
Cuando un animal pequeño está en una situación de conflicto con un otro más grande y más fuerte, no lucha con las reglas del animal más grande. Chilla, grita, gira de un lado al otro y actúa locamente, así o evita el conflicto o gana a través de daños superficiales que algunas veces hacen su oponente más grande repensar si la lucha valía la pena. O puede que entonces acabe herido de muerte.
Noto una serie de comportamientos parecidos cuando intento negociar utilizando una solución intelectual para mis problemas con alguien con quien tengo relación. Pocas veces soy desafiado con argumentos inteligentes (en parte quizás por la forma cómo elijo mis relaciones, pero creo que decirlo es pasarme demasiado). En lugar de ello, soy inundado con cosas tan locas e insanas que, algunas veces, me distraen de la realidad y me hacen poner de acuerdo con cosas que sólo después me entero de lo abusivas, manipuladoras y completamente ridículas que eran. De momento basta de mis problemas de co-dependencia.
Ahora volveré a la discusión de Apple vs. Los Desarrolladores, una relación entre el sultán y el harem de concubinas todas buscando por la atención y soporte continuo que Apple da a todos en su vasto templo de riquezas conocido por iOS Apple Store. Es la hora de la historia.
Se pierde en amor y se gana en cinismo
El primer caso de Apple con un desarrollador de software fue en los 70; fue cuando descubrió la difícil situación en que se convertió VisiCalc para su hardware. En aquél entonces VisiCalc tuvo un trágico accidente, en realidad fue asesinado por Lotus 1-2-3, un rival que no quería la atención de Apple de la misma forma que quería el título de la reina del baile, o la más guapa y deseada hoja de cálculos del mundo.
Lotus estaba muy bien casada con DOS, que le prometió más riquezas que nadie en la Casa de Apple le podría proporcionar, incluyendo el anticuado Apple II, el deficiente Apple III, la excéntrica Lisa y el quizás hermoso pero demasiado joven Macintosh. Picada por la pérdida de VisiCalc, la Casa de Apple secretamente enlazó su joven Macintosh con una socia que luchaba desesperadamente para hacerse rica, famosa y que podrían tener una grande prole juntos, pero que de momento estaba estancada en el mercado de aplicaciones por rivales más atractivos como Lotus y WordPerfect.
Esta socia, Microsoft, trabajó muy de cerca con el Macintosh para construir una nueva serie de aplicaciones de ofimática que era claramente hija del joven y apuesto Mac, luciendo los dos los mismos hermosos rasgos. Entretanto, en el primerísimo minuto Mac la dejó partir, y Microsoft se cogió los niños y huyó con su nuevo marido llamado Windows, que nada más era que el DOS disfrazado.
Windows y Office, la pareja del momento, mataron a Lotus 1-2-3 y entonces reinaron sobre el mundo de la tecnología por los siguientes 15 años, manteniendo la apariencia joven y próspera a través de una serie de operaciones plásticas pagadas con las tasas sobre las ventas de hardware en todo el mundo.
Macintosh, todavía aprendiendo de una serie de otros tantos desencuentros amorosos pero que coqueteaba con cualquier operador que apareciera y le ofreciera el mínimo de atención, se decidió que la única forma de atraer a un socio que valiera la pena sería si ejercitase sus músculos, expandiese su habilidad de controlar y distribuir recursos, y claro, aumentase su atractivo sexual para reproducir software.
Apple se apodera de la alta-mar de la movilidad
A lo largo de la última década, el Mac de la Casa de Apple construyó un pequeño imperio capaz de dar soporte a muchos desarrolladores, aunque todavía le resultaba difícil atraer la atención de alguno de los más guapos y populares. Su dinastía se percibía como siendo mucho menos importante comparada con aquella de la Casa de Windows y Ofiice. Reforzando sus fortalezas, el Mac creó rutas comerciales adicionales para películas y la tele, eventualmente creando mercados lucrativos que causaron un envidia insana en los salones del Castillo de Microsoft.
El enfoque de Mac en la movilidad le permitió alcanzar el vasto océano de los smartphones, en el cual inmediatamente dominó la recolecta de recursos, causando una grande situación embarazosa para el reino de Windows. Habiéndose encontrado con la riqueza de los océanos, el Mac también recibía las evoluciones de cada desarrollador de aplicaciones móviles que existía.
En lugar de pedir un juramento de fidelidad, que fue lo que Windows hizo con la mayoría de sus anteriores socios, Mac informó a las damas que las cuidaría en cambio de un pequeño retorno de lo que facturasen. Ellas estaría libres para coquetear con otros, y sólo tendrían que seguir sus reglas mientras viviesen en su cada vez más opulenta mansión.
El fracaso de Microsoft en encontrarse con recursos en alta-mar llevó a que sus desarrolladores móviles huyesen para refugiarse en la mansión de Apple, un palacio ahora más grande y resplandeciente que el mismísimo de Microsoft, a pesar de que Windows y Office mantenían bajo mano de hierro los dominios del PC
Un nuevo rival surge junto con un nuevo mundo
El Mac fue sorprendido por uno de sus más cercanos socios que se aventuró por cuenta propia en alta-mar y que, después de cambiar de sexo, se transformó de concubina a un rey rival cuya bandera estaba adornada por un robot verde.
Mientras enseñaba ser tan capaz como Apple de enviar embarcaciones y retornarlas llenas de recursos de los mares de los smartphones, Lord Google no se llevaba una parte de cada venta o de la creatividad de las aplicaciones móviles. De hecho, el nuevo rival del Mac fue incapaz siquiera de construir suficientes habitaciones en su abrigo para desarrolladores, a pesar de que había lanzado más barcos que ningún otro en el océano.
El año pasado, el Mac se aventuró en un nuevo continente de iPads. Inmediatamente se dio cuenta que era un acceso directo a mercados de todos los tipos. Después de ver esta descubierta, ambos los reinos de Microsoft y Google anunciaron que harían lo mismo, a pesar de que no tener agallas de salir al océano de los smartphones ni la habilidad de viajar tan largas distancias para conseguir el dinero de nuevo mundo.
La descubierta del iPad solo hizo crecer lo atractivo del Mac, llenando el campus en expansión del Mac de desarrolladores dispuestos a dar una parte de sus ganancias y a ser sus nuevas concubinas. Alguien podría decir que esto no es de todo ventajoso para Apple, ya que como desarrolladores pueden irse del día para la noche a Microsoft o a Google, pero no es del interés de los desarrolladores hacerlo.
Pero en lugar de respetar a su nuevo poderoso anfitrión, que les dispensa atención y una parte de sus riquezas, algunos reclaman el derecho de tener ganancias sin dar nada a cambio, porque se creen en condiciones de establecer las reglas.
Preguntado sobre que piensa de estas quejas, Mac señala un documento público que enseña cuales son sus reglas para aprobación. Especialmente cita: se eres rechazado, te ofrezco la posibilidad de apelar. Si vas por otras vías e intentas difamarme, olvídate.
No hay comentarios:
Publicar un comentario